El objetivo de esta operación es sustituir con una prótesis, la rodilla, o la parte de la rodilla, que esté dañada por la osteoartritis. En algunos casos, se trata de un implante que va a sustituir las superficies articulares (cartílago) de la tibia, el fémur y la rótula.
¿Para quién está indicada?
En regla general, como la implantación de una prótesis es un acto quirúrgico definitivo, puede programarse cuando los dolores del paciente no se pueden calmar con ningún otro método terapéutico médico o quirúrgico que se utilice normalmente en caso de osteoartritis.
Por lo general, esta operación se efectúa en los pacientes de más de 65 años, en los que la osteoartritis afecta a dos o más compartimentos interno, externo y anterior de la rodilla. Pero algunos jóvenes pacientes pueden ser objeto de una excepción, cada caso es particular, y tan sólo el médico puede juzgar la necesidad y el beneficio de una intervención de este tipo.
La intervención
La implantación de una prótesis es una intervención importante. Requiere una preparación que incluye un balance clínico y radiológico completo. Si es posible, tiene que realizarse en un establecimiento especializado en cirugía protésica. Normalmente, la duración de la hospitalización supera una semana. Esta operación requiere una anestesia general o epidural.
En general, esta decisión dependerá de su estado general y el tipo de operación que requiera la implantación de su prótesis. La duración de la operación puede variar entre 50 minutos y 2 horas. Generalmente, tras la operación, es conveniente permanecer entre 15 y 30 días en un centro de reeducación.
Los días tras la operación y la reeducación
Se puede comenzar despacio a caminar hacia el cuarto día, con unas muletas que al principio son necesarias, y que luego se podrán abandonar (generalmente, al cabo de un mes y medio). La reeducación resulta aconsejable o incluso indispensable. La ayuda del kinesiterapeuta y el cirujano, permitirá recuperar la amplitud de los movimientos y facilita la reanudación de la marcha. Normalmente, la persona operada puede volver a trabajar al cabo de 2 meses y medio o 3 meses.
Sin embargo, tras una intervención de esta envergadura, el paciente debe visitar periódicamente a su médico de cabecera (o Médicos generales, Reumatólogos, Ortopedistas, Traumatólogos, Medicos internistas, Fisiatras, Medicina de rehabilitación). Para ello, las consultas al cirujano también han de ser regulares: entre 2 y 3 meses tras la intervención, otra al cabo de 6 meses y otra un año después. A continuación, se recomienda un control anual.
Los resultados
El dolor y la movilidad
A menudo, esta intervención es eficaz para paliar el dolor. Suprime entre el 80 y el 95 % de los dolores de la osteoartritis. La mejora de la movilidad depende del tipo de prótesis utilizado, pero también del estado del paciente antes de la operación. Sin embargo, en regla general, se constata un claro progreso.
La cicatriz
Normalmente, la cicatriz se encuentra en el eje vertical de la pierna, delante de la rótula.
El tipo de prótesis
Existen distintos tipos de prótesis que difieren en función de:
- La parte de la rodilla sustituida: prótesis parcial o completa (prótesis tri-compartimentales)
- El modo de fijación sobre la articulación de la rodilla
- El medio de estabilización de la rodilla utilizado
- La movilidad de los componentes de la prótesis: meseta fija o móvil.
Las prótesis tri-compartimentales
Este tipo de prótesis es el más frecuente. Pueden utilizarse en la mayoría de las osteoartritis, incluso las que afectan a un sólo compartimento de la rodilla. Además, existen varios modelos y se utilizan según el estado de deformación de la rodilla, y permiten la conservación o no de los ligamentos cruzados. La elección de una de estas prótesis depende del estado de su rodilla. Puesto que cada caso es distinto, su médico es la persona más indicada para guiarle en la elección de un modelo. Los modelos de prótesis tri-compartimentales varían en función de 3 factores:
- El modo de fijación a la rodilla: con cemento o sin cemento
- El sistema de estabilización: Los distintos modelos permiten conservar bien los dos ligamentos cruzados, uno solo o ninguno.
- La movilidad de la meseta fija o móvil.
Ejemplo de prótesis, vista radiológica
La prótesis femoro-patelar
Osteoartritis de la articulación entre la rótula y el fémur. Este tipo de prótesis se utiliza de forma excepcional.
Las prótesis parciales o unicompartimentales
Generalmente, ese tipo de prótesis permite una mejora de la movilidad de la rodilla y la cadera. Además de una desaparición casi completa del dolor. A diferencia de los otros dos tipos de prótesis, éstas permiten sustituir solamente la parte desgastada de la articulación. Sin embargo, este tipo de prótesis se utiliza únicamente cuando sólo está afectado uno de los compartimientos de la rodilla: el compartimento femoro-tibial interno, externo o, excepcionalmente, la articulación entre la rótula y el fémur.
Además, su implantación sólo puede programarse en un paciente cuya deformación de la rodilla es poco importante y que tenga unos ligamentos cruzados normales. Su médico es el mejor consejero para explicarle si puede o no beneficiarse de este tipo de prótesis.