¿Conoce usted los principales elementos que constituyen una articulación?
El hueso
La parte del hueso situada justo por debajo del cartílago se denomina "hueso subcondral" y constituye "los cimientos" del cartílago.
El cartílago
El cartílago es un tejido que constituye el revestimiento de las extremidades óseas. De aspecto nacarado, su grosor es variable de una articulación a otra. La rótula de la rodilla es la articulación con el cartílago más grueso: más de 5 milímetros. También hay que saber que, de forma general, el cartílago del hombre es más grueso que el de la mujer.
La función del cartílago es permitir un deslizamiento perfecto entre los huesos, ya que las fuerzas de frotamiento son inferiores a las de un patín deslizante sobre el hielo; también es indispensable para la amortiguación y la repartición de las presiones en los huesos, gracias a sus propiedades de elasticidad y resistencia.
El cartílago es un tejido vivo, en continua renovación, incluso en las personas de más edad:
se renueva completamente cada 3 meses aproximadamente. Así pues, de forma permanente, hay fragmentos cartilaginosos microscópicos que se separan del cartílago para ir a parar a la cavidad articular (de la que posteriormente los elimina la membrana sinovial).
En el plano microscópico, está compuesto de dos elementos:
- Por una parte, una matriz constituida de un gel muy rico en agua y moléculas denominadas proteoglicanos, encerradas en una red de fibras de colágeno. Los proteoglicanos garantizan la elasticidad del cartílago, mientras que las fibras de colágeno le confieren su resistencia a las fuerzas de compresión.
- Por otra parte, unas células denominadas condrocitos, cuya función es fundamental, ya que tienen la doble capacidad de renovar y destruir la matriz.
El tejido cartilaginoso no presenta ningún vaso sanguíneo y no está inervado.
El líquido articular
El líquido articular, también llamado "líquido sinovial", es secretado por la membrana sinovial. Está presente en todas las articulaciones en escasa cantidad (de 1 a 2 ml en la rodilla, por ejemplo).
Su función es la de lubrificante de la articulación. De esta forma garantiza un deslizamiento perfecto entre las extremidades óseas.
En su estado normal, presenta un aspecto claro, transparente, y una viscosidad particular. Esta última se debe a la cantidad de ácido hialurónico presente en la articulación
La cápsula y la membrana sinovial
La cápsula y la membrana sinovial están íntimamente vinculadas, ya que la membrana sinovial tapiza la cara interna de la cápsula, un envoltorio fibroso que rodea la articulación.
La membrana sinovial es un tejido vascularizado e inervado. Se presenta en forma de una membrana transparente, lisa y recorrida por pequeños vasos sanguíneos, en estado normal, presenta pliegues denominados "vellosidades".
Su función principal consiste en secretar el ácido hialurónico del líquido articular, verdadero lubrificante de la articulación. La membrana sinovial garantiza también la eliminación de los desechos cartilaginosos que se encuentran en la cavidad articular. Gracias a sus vasos sanguíneos, aporta oxígeno y nutrientes, entre los que se encuentra la glucosa, indispensables para la vida del cartílago.
En el plano microscópico, la membrana sinovial está constituida de células denominadas "sinoviocitos". Éstas se encargan de las funciones citadas anteriormente. Por último, estas células también tienen la capacidad de fabricar enzimas que pueden destruir la matriz cartilaginosa.